LIFE IS SHORT BUY MORE

7 septiembre, 2010

Su nombre es Charlie nació hace 72 días, es una criatura muy hermosa, mírenlo, que bonito bebe. Tiene toda su vida por delante. Como todo bebe estadounidense promedio en el próximo año explorara todo a su alrededor. Para Charlie, todo es nuevo, todo es un misterio, todo es extraño pero atractivo. Charlie es curioso, es encantador, amoroso, bonito, y su mente es muy frágil…
Para cuando Charlie tenga 65 años habrá visto2 millones de anuncios publicitarios. Para cuando tenga 18 años habrá visto 200.000 actos violentos en la televisión o aun más en sus equivalentes electrónicos. En sus primeros años no sabrá distinguir entre anuncios y programas de televisión. No sabrá que los anuncios quieren venderle algo. A los tres años Charlie reconocerá marcas. La lealtad a las marcas comenzará a los 2 años. Charlie verá 3 horas y 46 minutos de TV cada día. Eso es más de 52 días de programas ininterrumpidos por año. Estará expuesto a entretenimiento audiovisual interactivo por más de 5 horas al día .Casi un tercio del tiempo que pasará despierto.
A los 65 años Charlie habrá pasado casi 9 años pegado a un televisor o a su equivalente electrónico.
Su nombre es Charlie edad 72 días.
Charlie será adicto a una droga electrónica.
Su cerebro será lavado y manipulado. Su vida será programada por poderosas corporaciones o su equivalente económico. Su nombre es Charlie edad 72 días.
El sistema controlara su actitud. El sistema fabricara sus temores. Nutrirá sus inseguridades. Deformara su visión. Su cuerpo no le pertenecerá. Su mente no le pertenecerá. Sus ideas no le pertenecerán. Charlie es un producto diseñado para consumir otros productos. Sentirá que debe comprar lo que los medios le digan y será lo que los medios quieran. Su nombre es Charlie.
Algún día Charlie morirá. ¿Que respuesta le darán los medios cuando el empiece a hacer preguntas sobre el misterio mas enigmático de la vida?

LIFE IS SHORT BUY MORE

 


Pan y Circo

7 septiembre, 2010

“Menos del 3% de Ustedes leen libros, menos del 15% de Ustedes lee diarios, porque la única verdad que conocen Ustedes es lo que reciben a través de este tubo. Ahora mismo hay una generación entera que nunca conoció nada que no haya salido de este tubo. Este tubo es el evangelio, la última revelación. Este tubo puede hacer o quebrar presidentes, Papas, primeros ministros. Este tubo es la fuerza más fantástica en este mundo sin Dios, y la desgracia seremos nosotros, si alguna vez el tubo cayera en las manos de la gente equivocada. Y cuando la compañía más grande del mundo controla la más fantástica fuerza propagandística en este mundo sin Dios, quién sabe qué se venderá como si fuera verdad en esta cadena televisiva. Así que escúchenme, escúchenme: La TV no es la verdad. La televisión es un maldito parque de diversiones. La TV es un circo, un carnaval, una tropa de acróbatas viajeros, contadores de historias, bailarines, cantantes, malabaristas raros, domadores de leones y jugadores de fútbol. Somos el negocio de matar el aburrimiento. Pero Ustedes se sientan allí, día a día, noche a noche, todas las edades, colores, creencias, somos todo lo que Ustedes conocen. Están empezando a creer las ilusiones que estamos rodando aquí, están empezando a pensar que el tubo es la realidad y que sus propias vidas son irreales. Ustedes hacen lo que el tubo les dice. Se visten como el tubo, comen como el tubo, educan a sus hijos como el tubo, y hasta piensan como el tubo


EL HABITUS EN LA ESCUELA

7 septiembre, 2010

“El hombre esta dotado de la capacidad de elaborar la realidad social, pero esa capacidad se encuentra a la vez socialmente elaborada”

Habitus:
Explica los condicionamientos de la historia individual de un sujeto, los cuales le permiten identificar aquellas prácticas que incorporará en su vida de una manera objetiva

La idea de habitus es muy cercana a la concepción de hábito, pues, como su nombre lo dice, “es algo que se ha adquirido, pero que se ha encarnado de manera durable en el cuerpo en forma de disposiciones permanente. La noción recuerda entonces, de manera constante, que se refiere a algo histórico, ligado a la historia individual”

De esta forma, se entiende que el habitus es algo productor, creador, el habitus se refiere a los condicionamientos de una persona, pero, que, al mismo tiempo, le permite definirse y transformarse, “es una especie de máquina transformadora que hace que ‘reproduzcamos’ las condiciones sociales de nuestra propia producción, pero de manera relativamente imprevisible, de manera tal, que no se puede pasar sencilla y mecánicamente del conocimiento de las condiciones de producción al conocimiento de los productos.

La escuela se convierte en reproductora de capital cultural y aún más: conocen los habitus de sus demás compañeras, formando un espacio social de donde puede surgir una elección vocacional.
•Falta de imaginarios profesionales.
•Buscan posibilidades de estudiar una profesión siempre
estrechamente emparentada con valores sociales, aunque sean diferentes a los de su origen social, situación que puede resultar difícil de comprender para los padres

Un título universitario se convierte en “dador” de felicidad, se entiende por ésta un estado de plenitud.
•Estudiar una profesión es sinónimo de un estado de vida ideal, tanto social como económico, es decir, el capital cultural se distribuye y evoluciona.
•Estudiar una profesión se convierte en una estrategia para perpetuar el habitus.
•La profesión es la estrategia para conseguir cierta capacidad de agencia (luchando) dentro de la sociedad

Conclusiones
•La escuela es un espacio en donde las estudiantes pueden conocer diferentes prácticas y, por lo tanto, acceder a un capital cultural que incorporan a su habitus

La idea de que la escuela es la única responsable de traspasar capital cultural, es decir, no es común la idea de que los estudiantes vayan a generar conocimientos nuevos, cultura nueva, sino que van a adquirirla.


La Normalidad por Josep Planas.

7 septiembre, 2010

La normalidad es una jaula que aprisiona nuestra mente y la vuelve cuadrada, que aprisiona nuestro cuerpo, que aprisiona nuestros sueños… La normalidad es resignarnos a nuestra dosis cotidiana de sufrimiento sin protestar, no crear problemas al Sistema… La normalidad es cargarse de hipotecas y de deudas para llevar el mismo nivel de vida que Los Gutiérrez… La normalidad es ir esquivando golpes, estar deprimido los domingos por la tarde y levantarse el lunes por la mañana de mal humos… La normalidad es no dejarse “comer el coco” por algo que nos haga pensar un poquito, mirar con indiferencia la miseria que hay a nuestro alrededor… La normalidad es estar montados en tren que no va a ninguna parte. Vivir sin vivir una vida gris y previsible, rodeados de falsas seguridades y posesiones inútiles, hasta que ya es demasiado tarde para cambiar… La normalidad es salir todos los días a la calle con la máscara puesta, esconder nuestros sentimientos, reprimir nuestros anhelos más profundos, sacrificarlo todo para nada, es decir tan sólo para llegar a ser uno más de la gran masa uniforme y gris, llevar una vida sin sobresaltos, con pasiones moderadas… La normalidad es calor y seguridad, el calor de las bestias que se arraciman unas contra otras, la seguridad de la nada más absoluta, la seguridad del esclavo, la seguridad de la muerte en vida… La normalidad es aceptar la derrota sin luchar siquiera… La normalidad es producir más y más, no importa qué, generar necesidades artificiales, estimular la competitividad, aplastar al débil… La normalidad es tener relaciones afectivas “estables”, heterosexuales, monógamas y…a ser posible, bendecidas por la Santa Madre Iglesia, no porque seamos cristianos, no, no es por eso, sólo porque es más “bonito” y así, de paso, les damos una alegría a nuestros pobres padres… La normalidad es seguir la moda, pensar y hacer lo que es “guay” en nuestro grupito de amiguetes (sea progre, facha, verde o amarillo) y cambiar de camisa cuando ya somos demasiado “maduros” para andar con esas tonterías de chiquill@, ya hemos sentado la cabeza, por favor, tenemos hijos, responsabilidades… La normalidad es llevar una venda en los ojos sin saberlo, dar vueltas en círculo como un burro atado a una novia y creer que somos libres… La normalidad es la lucha feroz por la supervivencia, en la que no hay lugar para los “débiles”… La normalidad es aplastar con rabia las flores más sensibles y delicadas, y venerar a los “grandes” y poderosos… La normalidad es tener hijos sólo porque todo el mundo los tiene, y no queremos que nos tachen de inmaduros y egoístas, y porque, a fin de cuentas, ¿no es eso “lo normal”?… La normalidad es ser un individuo “infelizmente” integrado, productivo, que sabe que hacer en todo momento la elección justa que conviene al Sistema, que sabe aparentar y convencerse de que es libre siendo un esclavo, aparentar simpatía cuando siente odio, que sabe reír cuando “toca”, que conoce en todo momento cómo debe comportarse, lo que es correcto y lo que no es… La normalidad es perseguir y cerrar a los delincuentes (pobres), a los enfermos mentales (sin recursos), a ls vagabundos (sucios), etc. y ensalzar a los delincuentes (ricos), a los excéntricos (ricos) y a los golfos (ricos)… La normalidad es tomar antidepresivos, tranquilizantes, somníferos, aspirinas, etc. y comprar cosas, consumir más y más, para calmar la inquietud, la ansiedad que nos corroe por dentro, la sensación de vacío, la náusea… La normalidad es rutina, resignación, mediocridad, sumisión… La normalidad es comer mierda todos los días y estar agradecidos por ello…


Educadores Asociales, Fernando Savater.

7 septiembre, 2010

Al poco de asumir la presidencia Obama, leí más de un artículo comentando que vuelve a haber en Estados Unidos escuelas sólo para negros porque allí reciben una atención más especializada y obtienen mejores resultados. También en España hay partidarios de una educación separada por sexos, no para discriminar a las féminas, todo lo contrario: porque las chicas son más listas y educándose solas obtienen mejores resultados. Y no faltan padres que reivindican su derecho a no enviar a sus hijos a la escuela y educarlos ellos mismos en casa, una práctica que aseguran hace furor en los países más avanzados… y naturalmente también permite obtener mejores resultados. Porque no me negarán ustedes que son los resultados los que cuentan…

Pero resultados ¿de qué tipo? ¿Sacar mejores notas? ¿Más adecuada y fructuosa preparación laboral? En cualquier caso, por supuesto, nada que tenga que ver con la función social de la educación, que es el nuevo anatema. Lo que más conviene al educando, según estos educadores asociales, es aquello que individualmente mejor le prepare para la competición laboral, aunque sea a costa de las dimensiones cívicas -o sea, sociales- de su formación.

Porque nadie puede dudar que, si de educación para la convivencia se trata, a los que van a vivir juntos hay que educarlos juntos: sea cual fuere su etnia, su sexo o la religión familiar. No para que se lleven obligatoriamente bien, sino para que conozcan cuanto antes los motivos por los que podrían incurrir luego en la tentación nociva de llevarse mal. La única razón para separar ocasionalmente a unos alumnos de otros son las cuestiones estrictamente académicas: necesidad de clases de refuerzo, agrupación por materias o lenguas optativas, etcétera. Por lo demás, si de buenos resultados se trata, no está de más señalar alguno realmente histórico: si hoy el afroamericano Obama ha podido llegar a presidente de USA es gracias a que cuarenta años antes Johnson acabó con la segregación en la escuela: le han votado quienes están acostumbrados a sentarse junto a negros desde su infancia y les juzgan con toda naturalidad por sus méritos y no por el color de su piel.

En España, el más habitual caballo de batalla de la educación asocial es ahora la insistencia en el derecho de los padres a educar a sus hijos, que casualmente nadie pone en duda. En cambio, lo que algunos no sólo discutimos, sino que decididamente negamos, es que posean el monopolio de formar moralmente a sus vástagos. Que los padres les transmitan los valores que prefieran: pero que no nieguen a la escuela pública el derecho a enseñarles que también hay otras opiniones y otros criterios no menos respetables. Cuando hay padres que venden a la televisión las proezas sexuales de sus hijos de trece años o los noviazgos de sus hijas de catorce con acusados de asesinato, no parece mucho pedir. Hemos tenido un ejemplo fehaciente con las estentóreas declaraciones del padre de la infortunada Marta del Castillo, recibido en audiencia por el presidente Zapatero en un acceso demagógico literalmente patético. ¿Acaso quisiéramos que la interpretación de la justicia que reciben los jóvenes dependiese de una perspectiva tan lógicamente sesgada por el deseo de venganza y quizá por una secreta sospecha de irresponsabilidad? En tal caso, como alguien ha señalado, lo mejor sería que las penas a esos delincuentes se establecieran sacando la media entre lo que desean los padres de la víctima, que piden el descuartizamiento del culpable, y los del asesino, que le proclaman buen chico y piden su absolución…

Los padres que de verdad se preocupan por la educación en valores de sus hijos no les enseñan a pensar como ellos, sino a pensar por sí mismos. Y nadie es capaz de tal cosa si no conoce, además de las opiniones que ha mamado, las que han recibido no menos cordialmente otros y las razones de todas. Luego intentará elegir bien, como hemos hecho los demás con mil errores. Por lo demás, ¿educación para la ciudadanía? Hombre, en un país en que los medios de información clericales consideran el laicismo un desvarío de extrema izquierda y el establo «progre» llama fascista a reivindicar el derecho a ser educado en la lengua común… ustedes me dirán


Criticas a la escuela como instititución formal

7 septiembre, 2010

Así pues, como institución social que  es, la escuela, el sistema educativo formal, desempeña múltiples y diversas funciones que responden a necesidades concretas de la sociedad en la que actúa. Dichas funciones son, unas veces reconocidas y legitimizadas y, otras ocultas o latentes.

Las del primer tipo son funciones de carácter técnico-instrumental y científico cuyo control requiere de conocimiento experto; es decir, que todas las ramas del saber académico es dosificado seleccionado y distribuido fundamentalmente por psicólogos y pedagogos.

Las del segundo tipo, las funciones ocultas o latentes, las que ni interesa hacer visibles, solo pierden opacidad cuando son sometidas a un análisis riguroso que desvele su carácter oculto, social y político.

Esta dimensión aparentemente contradictoria de la escuela (reproducción y cambio) es una de las características inhertes a cualquier institución social:

La de mantener sus funciones básicas en relación con el sistema global (reproducción) a la vez que favorecer las condiciones para su renovación y, llegado el caso, su transformación.

Es un hecho que los contenidos formales y manifiestos de cualquier currículo escolar, “conviven” sin aparentes contradicciones con los principios ideológicos que impregnan la actividad escolar y que emanan del modelo de sociedad dominante. Así la historia suele ser la de los “hombres” en lugar de la de la “humanidad”, la ciencia por antonomasia es la que surge de en occidente con la civilización griega y se expande por todo el universo, ignorando o minusvalidando otras civilizaciones u otros modos de construir conocimiento.


Factores sociales en la escuela

7 septiembre, 2010

Se hace ya patente que la educación depende de cada sociedad y será lo que esa sociedad la haga. La buena voluntad de los maestros, el interés de los padres o la buena disposición de los alumnos no son factores decisivos, pues se hallan limitados por la influencia de factores sociales que, aunque parezcan poco perceptibles, imprimen el rumbo a la educación.

El tipo de educación que recibe un individuo viene ocasionado, en efecto, por la serie de circunstancias en las que se desarrolla. En primer lugar el país: un ser humano llegará a ser una persona muy distinta por el hecho de que haya nacido en EE.UU, China o Irak, todos los países educan, pero no según los mismos cánones ni con idénticos medios. También cuenta muchísimo la familia, en el seno del cual se recibe la crianza: hay familias cultas e incultas, unidas e inestables, autoritarias y tolerantes, etc.; y un niño no saldrá igual según se halle sometido a unos u otros de esos influjos.

También influye la posición económica de la familia y la clase social, ambas suponen una serie de detalles vivenciales (situación cultural, estímulos, nivel de aspiraciones, etc.) que son por sí mismos agentes educativos, variables según los casos.

Queda claro entonces que no se puede hablar de educación a espaldas de lo social. Los lazos que unen a la educación con la sociedad son tan numerosos como estrechos: la educación es socializadora y la sociedad es educadora.


«La doctrina del shock»

3 septiembre, 2010

Basada en el libro de Naomi Klein, ’La doctrina del shock’ trata del auge del llamado ’capitalismo del desastre’. Éste insta a los gobiernos a aprovechar periodos de crisis económicas, guerras, desastres naturales, ataques terroristas y epidemias, para saquear los intereses públicos y llevar a cabo todo tipo de reformas a favor del libre mercado. Medidas tan despiadadas que sólo han podido imponerse mediante el miedo, la fuerza y la represión.

La película rastrea los orígenes de este capitalismo salvaje en las teorías radicales el Premio Nobel de Economía Milton Friedman y su posterior implementación en todo el mundo, desde las dictaduras en Chile o Argentina de los años 70, a la Gran Bretaña de Margaret Thatcher, la Rusia de Yeltsin, o las no tan lejanas invasiones neoconservadoras en Afganistán e Irak.

Ante una época de crisis mundial como la que vivimos, hoy más que nunca clama la necesidad de una alternativa al neoliberalismo aplicado en todo el mundo durante los últimos 60 años. Tal como dijo Donald Rumsfeld: «Milton Friedman encarna una verdad: que las ideas tienen consecuencias». Y dada la influencia que tuvieron estas teorías y siendo evidentes sus terribles consecuencias, la interpretación que esta película hace de los acontecimientos históricos ocurridos, bien merece ser difundida.


La Isla de las Flores

3 septiembre, 2010

La isla de las flores. (Documental. Brasil. 1989)

Algunas críticas al documental

«La mejor película (del) Festival de Gramado dura menos de 20 minutos y narra la trayectoria de un tomate. Después de la exhibición de ISLA DE LAS FLORES, el Cine Embaixador oyó la mayor aclamación de este año. Todos los otros cortometrajistas que esperaban llevarse el trofeo Kikito de mejor película se quedaron cabizbajos (…) No hay duda: ISLA DE LAS FLORES es una obra prima. Después de él, el documentario nunca más será lo mismo.» (Artur Xexéo, Jornal do Brasil, Rio de Janeiro, 17/06/1989)

«Abriendo el programa, y mucho más sorprendente, el corto brasileño Isla de las Flores, que a través de una narración sarcástica construye una pirámide de informaciones que están involucradas en la jornada de un tomate de la plantación a la basura. Dirigido por Jorge Furtado, la película parece fácil e irreverente en su comienzo, pero es construida en un creciendo de indignación que hace con que alcance su real propósito». (Janet Maslin, New York Times, 1991


Capitalismo, una historia de amor

1 septiembre, 2010

El sueño americano se desvanece peligrosamente mientras muchas familias pierden sus puestos de trabajo, sus casas y los ahorros de toda su vida. Para descubrir a los verdaderos culpables de esta crisis planetaria, el irreverente Michael Moore se adentra en los estratos sociales de Estados Unidos, desde las viviendas más humildes, hasta los pasillos gubernamentales en Washington. Un documental que se pregunta cuál es el precio que paga el país más poderoso del mundo por su amor al capitalismo
Diversión y rebelión. Esas son las dos reacciones que Michael Moore quiere provocar en el público con su nueva película. «Capitalismo, una historia de amor» es un análisis de la crisis mundial desde las entrañas de las grandes corporaciones norteamericanas, pero también un retrato de las familias que lo han perdido todo. Moore hace gala de su sarcasmo habitual para «atacar» a políticos e instituciones financieras, diseccionando el capitalismo paso a paso y buscando las claves de la desastrosa situación económica del mundo. Todo ello a la sombra de los 14.000 puestos de trabajo que se pierden cada día.

Este documental sirve para celebrar las dos décadas de Michael Moore detrás de la cámara. En 1989 inauguró el combativo estilo que le ha dado la fama con «Roger and Me», sobre General Motors. Después de varios trabajos similares, llegó el fenómeno «Bowling for Columbine», que denunciaba la violencia inherente en la cultura estadounidense. Entre sus últimas propuestas, «Fahrenheit 9/11», una polémica visión del 11 de septiembre, y «Sicko», la cruda realidad del sistema sanitario en el país más poderoso del mundo. «Capitalismo, una historia de amor» ganó dos premios secundarios en el Festival de Venecia